No cabe duda de que Evgeny Kissin es un romántico de corazón. Este rasgo se refleja en sus interpretaciones de Chopin (como el Preludio no. 15 en re bemol mayor) y de Liszt (como “Ständchen”), en las que este pianista de origen ruso muestra su comprensión innata del drama musical. Kissin se dio a conocer como una estrella emergente durante su infancia a mediados de los 80 y, más tarde, se convirtió en ciudadano del Reino Unido y de Israel. Su sofisticado enfoque sonoro le ha permitido encontrar la belleza en todo; por ejemplo, su versión de Fantasía en do mayor, “El caminante” de Schubert es una poderosa obra de ejecuciones dominantes y clímax triunfantes, mientras que su Concierto para piano no. 1 de Chaikovski fluye en un momento y estalla al siguiente.