The Shape of Jazz to Come

The Shape of Jazz to Come

De todos los innovadores que revolucionaron el jazz en 1959, Ornette Coleman fue el más radical. Miles Davis estilizó las progresiones de acordes y abrió el espacio melódico en Kind of Blue. John Coltrane subió el listón del virtuosismo con el ritmo implacable y los cambios tonales de Giant Steps. Pero el saxofonista tejano Ornette Coleman renunció a la armonía y la forma convencionales. Con The Shape of Jazz to Come, comenzó su etapa en Atlantic Records, durante la que grabó algunos de los discos esenciales de la historia del jazz. (Todas sus grabaciones para el sello están disponibles en Beauty Is a Rare Thing). También presentó a uno de los cuartetos más expresivos y atípicos de todos los tiempos, con Don Cherry a la trompeta de bolsillo, Charlie Haden al bajo y Billy Higgins a la batería.“Coleman y Cherry transmiten la emoción, el tono, el ritmo y la melodía de un tema, sin necesidad de acordes o divisiones de compases”, escribió el crítico Martin Williams en las notas del disco. El compás de 4/4 y el “walking bass” del jazz moderno convencional todavía están presentes, pero durante los solos puede no haber forma alguna. Sólo interacción e intercambio creativo en el momento, una modalidad que más tarde llegó a llamarse “tiempo sin cambios”.El marco de estas improvisaciones eran las melodías ineludibles de Coleman, desde el cautivador lamento de “Lonely Woman” hasta la inquietante calma de “Peace”. Las melodías se expresaban habitualmente al unísono: saxo alto y trompeta, a la manera del bebop. Pero aquí el enfoque es más crudo; la articulación, más gestual e imperfecta; las frases, salvajemente impredecibles (por ejemplo, en las desorientadoras estructuras de “Focus on Sanity” y “Congeniality”).La música de Coleman fue el mayor desencadenante del movimiento del “free jazz” (cuyo nombre viene del título de su epopeya de 1960, también para el Atlantic). Sin embargo, el sonido siempre transmitía lo que Williams llamaba “una afinidad profunda y personal por el blues que es inconfundible”. En su aroma a blues, que se remonta a los cantos de los esclavos y el folclore que forman las raíces de la música negra, el jazz de Coleman podría haber sido el más tradicional de todos. Su profundo impacto, en Coltrane pero también en Pat Metheny y numerosos músicos actuales, es evidente. The Shape of Jazz to Come era un título arriesgado en 1959, pero Coleman cumplió la promesa que llevaba implícita.

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