Sobrellevar la sustitución de un vocalista tan carismático como David Lee Roth pudo haber supuesto la desintegración de Van Halen, pero un hombre apareció para llevar a la banda a sus años de mayor éxito comercial. Desde su guitarra rítmica al micro, Sammy Hagar demostró no sólo que no le temía a las comparaciones, sino que dio motivos para que a partir de 1986 el grupo tomara un nuevo rumbo.