Rachmaninoff se destacó como director de orquesta, pianista y compositor por su madura, melodiosa y melancólica variedad del romanticismo tardío. Nacido en 1873, su primera experiencia formativa fue escuchar las campanas de la Catedral de Santa Sofía en Nóvgorod, las cuales inspiraron varias de sus obras, entre ellas la apertura de su Concierto para piano no. 2. Tras un comienzo inestable, su talento fue reconocido en el Conservatorio de Moscú por Arensky, el protegido de Tchaikovsky, y se graduó a los 19 años con las mejores calificaciones. Poco después, en 1892, escribió el Preludio en do sostenido menor, que se convirtió en su bis habitual como pianista de gira. Como compositor, Rachmaninoff tuvo vivencias complejas que afectaron su creatividad. En 1897, la mala recepción del estreno de su Primera sinfonía le supuso un bloqueo creativo de cuatro años, mientras que la Revolución de Octubre de 1917 le obligó a abandonar su tierra natal para comenzar a vivir una existencia itinerante entre Estados Unidos y Europa Occidental. Sus obras maestras anteriores a la Revolución incluyen su Concierto para piano no. 2 (1901), Concierto para piano no. 3 (1909) y la conmovedora Sinfonía no. 2 (1907). El relativo fracaso de su Concierto para piano no. 4 (1926) lo condujo a otra pausa creativa que finalizó con las Variaciones sobre un tema de Corelli (1931) para piano solo, seguidas por la Rapsodia sobre un tema de Paganini (1934) para piano y orquesta con su seductora variación “Andante cantabile”. Su última obra, Danzas sinfónicas (1940), es una mirada nostálgica y amarga a Rusia que incluye una cita vengativa de su coral Vigilia de toda la noche (1915). Murió en Beverly Hills en 1943.