Al sumar la tradición estricta del chelo de Steven Isserlis con la frescura del violín de Bell, Brahms alcanza matices que transpiran con originalidad el idioma romántico. Lo mismo sucede cuando el piano de Jeremy Denk invade con elegancia y velocidad el complejo “Trío para piano n.º 1” como base de unas cuerdas brillantes y bien ejecutadas. En este homenaje al genio y compositor alemán, descansa una de las interpretaciones más evocativas de los últimos tiempos.
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