Pink Aura

Pink Aura

“Estoy en un punto donde puedo entrar al estudio y cualquier canción que haga me va a gustar, la voy a sentir mía”, le dice Kenia OS a Apple Music. La carrera de una de las artistas prominentes en la panorámica actual del pop mexicano no ha sido para nada típica. La mazatleca pasó de ser un éxito de redes sociales a una apuesta musical, con lo que eventualmente llegó a desarrollar un proyecto artístico que desde su sofisticación y trabajo técnico ha elevado sus límites. Así, llega a su material definitivo y la tercera entrega de su saga personal: Pink Aura. Kenia, desde su alquimia del pop y su jugueteo entre dimensiones sonoras, entrega una instantánea de su estado personal donde la sanación y su entendimiento como mujer toman otra fuerza. “Quería que el álbum y todo lo que lo compone fuera muy femenino, que muchas fans se sientan identificadas. También quería que se notara que, además de buscar mi sonido, me busco a mí misma”, cuenta. Platicamos con ella para conocer más del disco y de este momento individual y artístico. ¿En qué etapa artística estás hoy? Una vez que concluí este proyecto, terminaron de encajar muchísimas piezas para mí en el sentido artístico. Digamos que, cuando empiezas a hacer música, también inicia el descubrimiento de tu sonido. Y es algo que te dicen todo el tiempo, que tienes que encontrar tu identidad, que te haga especial y diferente. Fue hasta este disco que cada cosa tomó su lugar y por fin puedo escuchar mis temas y saber que suenan a mí, a Kenia OS. Estoy en un punto donde puedo entrar al estudio y cualquier canción que haga me va a gustar, la voy a sentir mía. ¿Cómo ha sido ese proceso de exploración de tu identidad hasta ahora? Ha sido una aventura de años. Pasa que puedes creer una cosa y después resulta ser algo enteramente distinto. Anteriormente, yo creía que era una artista totalmente urbana, que sólo hacía reggaetón. Y, de repente, me empiezan a pegar canciones superpop, como “Llévatelo” o “Malas Decisiones”. Entonces hubo un momento en que yo decidí que esa sería mi identidad dentro de la música, no sólo porque mi público consume más el pop, sino porque también es donde me siento más cómoda al cantar, al escribir. Con “Malas Decisiones” por ejemplo, me di cuenta que se volvió mi favorita para interpretar en vivo, era el momento que más disfrutaba de los shows. Aunque me gusta seguir experimentando, he encontrado cuál es mi función dentro del pop. ¿Qué otras inquietudes musicales tienes? En este momento, creo que la música electrónica. He estado grabando algunas canciones así, que aunque siguen viviendo dentro del pop, tienen toques más electrónicos. Me encantan, ese tipo de temas me ponen muy de buenas, los que son para el antro o para salir, es algo que me gusta bastante. Y en este disco exploro un poco eso, que desde el pop también hay otros enfoques. No quería que todo el álbum sonara totalmente igual porque, tanto para mí como para mi público, iba a ser aburrido. ¿Cuál fue el reto más grande al momento de hacer este álbum? Lo más importante cuando hago un álbum nuevo es que esté conectado conmigo, debe tener mi esencia. Es muy complicado hacer un disco nada más por hacer música; si no hay una motivación, entonces no me apasiona, no me interesa. Para este proyecto necesité tiempo, entender dónde estoy parada en mi vida personal y cómo me siento. Estaba viviendo el proceso de dejar la etapa de joven adulta para convertirme en una mujer adulta y percibirme como tal. Quería que las demás personas también lo experimentaran. Que el álbum y todo lo que lo compone fuera muy femenino, que muchas fans se sientan identificadas. También quería que se notara que, además de buscar mi sonido, me busco a mí misma. Una búsqueda de la que mi público también ha formado parte. He estado creciendo dentro de la industria y he llegado a un momento de sanación donde estoy feliz y quiero que me acompañen en ese sentimiento. Se nota un trabajo melódico fuerte en el disco. ¿Cómo fue? Fue uno muy, muy fuerte. Hace un año conocí a mi coach vocal y, desde entonces, hicimos un match increíble y no lo he soltado. Me enamoré de su labor y de cómo dirigió mi voz. Ha sido un proceso muy arduo de estar en el estudio horas y horas con una canción. Antes yo grababa el lead, los apoyos y algunas improvisaciones y listo. Todo estaba terminado en unas tres horas. Ahora, ya me toma al menos seis horas grabar un tema. Hacemos tantas cosas debajo de la melodía, que se necesita mucho esfuerzo para que termine escuchándose como queremos. Puedo decir que para este álbum de verdad me maté grabando las voces.

Elige un país o región

Africa, Oriente Medio e India

Asia-Pacífico

Europa

Latinoamérica y el Caribe

Estados Unidos y Canadá