Maka

El flamenco de su infancia se mezcla con géneros como el hip-hop, el reggaetón, el soul o el trap en una suerte de mestizaje musical muy personal que ha llevado a Maka (Granada, 1985) a ostentar récords de reproducciones y visualizaciones en las plataformas de streaming. Su historia es peculiar, y en ella la música es sinónimo de redención. Creció en Almanjáyar, un barrio humilde de Granada, y pasó tres años en prisión, de donde salió más reflexivo, con un puñado de buenas canciones bajo el brazo y la voluntad férrea de cambiar su vida mediante la música. Confiesa no haber buscado el éxito, sino simplemente encontrarse a sí mismo y tratar de ser feliz. Fan absoluto de la Mala Rodríguez y de los primeros grupos flamencos que se atrevieron a fusionar géneros, como La Barbería del Sur o Ketama, Maka admite que esa tendencia a mezclar sonoridades y estéticas le nace de manera natural porque la lleva dentro. Y aunque todo en su carrera parece ocurrir por casualidad, el granadino lleva más de una década publicando sus trabajos a su manera y gozando de una independencia total junto a camaradas que lo acompañan desde sus inicios, como DELLAFUENTE o el productor Vicente el Vizio. Auténtico, digno y franco, Maka no deja de ampliar horizontes.