Múltiples especialistas sostienen que los sentimientos de angustia y dramatismo evocados en la Sinfonía n.º 4 no son sino un espejo de la crisis personal que atravesaba Tchaikovsky en esa época luego de un matrimonio desastroso. Sin embargo, el director de orquesta austríaco Franz Welser-Möst parece proponer una lectura diferente en esta interpretación revisionista junto a la Orquesta de Cleveland. En sus manos, la Cuarta revela la influencia sinfónica de Beethoven, prioriza la nobleza y la melancolía sobre la grandilocuencia, y concluye con un último movimiento lleno de exuberancia que le agrega colores nuevos a esta legendaria sinfonía.