Al empezar su sexto álbum, Maluma exige respeto: que lo llamen Don Juan. Y a pesar de que dicen que lo bueno no dura, son más de diez años de trabajo, por eso ahora vive en las alturas y desayuna con champán. Tras ese golpe sobre la mesa, el cantante de Medellín despliega todo su hedonismo acompañado de grandes exponentes del reggaetón actual, como Ryan Castro (“Luna Llena”), e histórico, como Jowell Y Randy (“Nómina”), Yandel (“Trofeo”) y Don Omar (“Ojitos Chiquitos”). Así muestra la otra cara de ser un Don Juan: personalidad incorregible, adicta a la noche, a la adrenalina y a seducir mujeres. Pero no se queda en el género que ha definido su carrera, también nada en aguas más inusuales, como la salsa, mano a mano con Marc Anthony (“La Fórmula”), o el regional mexicano, junto con Carin Leon (“Según Quién”). Maluma se mueve cómodamente entre varios colores para recordar que, dentro y fuera de la música, no hay nada fuera de su alcance. Así puede venir otra década más en cualquiera de estos ritmos. Si se preguntan cómo lo hace, como sugiere el intro con una interpolación de Frankie Ruiz que además anticipa los juegos estilísticos del álbum, acá está la respuesta: “Disciplina y sacrificio / La tenía clara lo supe desde el inicio / No tuve tiempo ni pa’ pensar en el vicio / Y gracias a los cuchos por implementarme el juicio”.