Sergiu Celibidache es conocido por un dato muy peculiar: sus actuaciones se fueron ralentizando a medida que avanzaba su carrera. Sin embargo, a pesar de que su característico ritmo pausado es muy apreciado entre sus seguidores, muchos creen que sus mejores interpretaciones vinieron antes de que el pulso se desacelerara, como este relato de la Sinfonía n.º 7 de Bruckner, captada en directo por DG con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart en 1971. Esta es una de las pocas grabaciones en las que el director rumano dirige con verdadero impulso y aplomo rítmico.