1989 (Taylor's Version) [Deluxe]

1989 (Taylor's Version) [Deluxe]

Cuando Taylor Swift anunció que finalmente estaba lista para editar 1989 (Taylor’s Version), enfatizó que este álbum ocupaba un lugar muy especial entre los discos que decidió volver a grabar para tomar control de sus masters. “1989 me cambió la vida en infinidad de maneras”, escribió en Instagram. “Para ser honesta, es mi revisión FAVORITA de todas las que hice, porque los cinco temas inéditos son una locura. No puedo creer que los dejamos atrás”. Basta con escuchar “Now That We Don’t Talk”, en la que canta “No necesito fingir que me gusta el acid rock/O que me gustaría estar en un yate gigantesco/Con hombres importantes de ideas importantes” (“I don’t have to pretend I like acid rock/Or that I’d like to be on a mega-yacht/With important men who think important thoughts”), y también “Say Don’t Go” o “Is It Over Now?” para entender la ferocidad y total concentración con la que componía en ese momento, enfocada en el nuevo público que la esperaba. No es sólo que todas las canciones inéditas son tan espectaculares que podrían haber sido incluidas en el álbum original (o haber lanzado la carrera de una artista menos prolífica que Taylor). La verdad es que, aun en el material que ella misma consideró prescindible, suena siempre cómoda y hasta imperiosa; como si hubiera pasado toda la vida creando suntuosas canciones pop destinadas al estrellato. Casi una década más tarde, y al final de un 2023 en el que cada uno de sus movimientos pareciera influenciar la cultura popular, es fácil olvidar que en 2014 estaba diseñando un momento puntual en su vida, a los 24 años, en el que reapareció lista para conquistar el mundo entero. Ya había ajustado la proporción de canciones country con relación al pop en Speak Now (2010) y Red (2012), colaborando con los superproductores Max Martin y Shellback. En 1989, Swift olvidó las proporciones; las arrojó al mar y siguió con su camino. Musicalmente, no sólo apareció una tendencia hacia los ritmos monumentales y las superficies brillosas, sino también un sentimiento de liviandad y espíritu lúdico. Mientras que Fearless (2008) y Speak Now (2010) conducen el dramatismo de sus historias a un nivel shakesperiano, 1989 celebra una vida de romances fugaces (“Style”), escapatorias los fines de semana (“Wildest Dreams”) y la confianza que la versión más joven de Taylor Swift no fue capaz de captar en su totalidad. Si bien “Welcome To New York” es su manera de contarle al mundo que se cansó de la música country, de Nashville y las restricciones que le habían impuesto a su imagen y sonido, es también una canción sobre las ventajas de volcarse hacia afuera y rendirse ante las posibilidades que sólo una ciudad como Nueva York te pueden ofrecer. Y aunque antes se tomaba las cosas a pecho, ahora sólo quiere divertirse (“Shake It Off”). “Blank Space” se toma a la ligera uno de los temas que más celosamente ha guardado: ella misma. Como Come On Over de Shania Twain, o inclusive Bringing It All Back Home de Bob Dylan, 1989 es uno de esos discos en el que la artista desafía las expectativas deliberadamente y aun así consigue triunfar. Swift no creció con los sonidos ochenteros que productores como Martin, Shellback, Ryan Tedder y su futuro mejor amigo, Jack Antonoff, le ayudaron a crear aquí. Como nos recuerda el nombre del disco, no había nacido hasta que la década alcanzaba su final. Pero de la misma manera en que jugó con las convenciones de la música country en sus primeros discos, Swift usa la nostalgia de 1989 no para mirar hacia atrás, sino más bien para conquistar el futuro.

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