Tras el final de Led Zeppelin en 1980, Robert Plant emprendió su carrera en solitario sin mirar atrás y abriéndose a nuevas sonoridades. Su obra esencial nos reserva un rico mosaico en el que caben muestras de intimismo emotivo, ambientes cubiertos de mística y experimentaciones con el funk y la electrónica, así como reflejos lejanos del hard rock que le hizo famoso e incursiones en el folk y el country de la mano de Alison Krauss. Estamos ante un universo exuberante e inquieto en el que Plant se ha reinventado a fondo.