La imagen de Bob Dorough sentado frente a su piano, deslizando con delicadeza y pasión sus dedos sobre las teclas, forma parte de la historia del jazz norteamericano. En concreto, es uno de los máximos representantes del vocal jazz, una corriente donde la voz se acopla a la instrumentación. De estilo atrevido y ostentoso, Dorough es una influencia básica para miles de artistas desde los 60.