El legado de Richard Bonynge está basado no sólo en su formidable currículum como director de óperas, sino también en su labor al auspiciar obras menos conocidas del repertorio clásico y convencer a algunas de las mejores voces internacionales para que las interpreten. Nacido en 1930, Bonynge estudió piano en el conservatorio de su natal Sídney y en Londres. Sin embargo, se dio a conocer cuando acompañó a la joven soprano Joan Sutherland en recitales de ópera, casándose con ella en 1954. Debutó como director con la Ópera de Vancouver en 1963 mediante producciones de Fausto de Gounod y Norma de Bellini, ambas con Sutherland. Estas fueron las primeras de innumerables interpretaciones legendarias de la cantante que Bonynge conduciría con compañías de todo el mundo hasta la muerte de Sutherland en 2010. También fue mentor de Pavarotti, Marilyn Horne, Sumi Jo y muchas otras estrellas. Bonynge se especializa en el bel canto italiano y la ópera francesa del siglo XVIII y XIX. También ha favorecido ballets instrumentales de esas épocas a través de sus conciertos y su prolífica discografía.