The Ballad Of Darren

The Ballad Of Darren

El primer álbum de Blur desde que The Magic Whip viera la luz en 2015 llega dos semanas después de sus triunfales conciertos de reunión en el Estadio de Wembley. Sin embargo, la celebración no es uno de los temas que planean sobre The Ballad Of Darren, un trabajo que se pregunta dónde estamos, en qué nos hemos convertido y qué nos queda, preocupaciones que tienden a aflorar con la madurez. El resultado son canciones marcadas por la pérdida y el desamor. “Estoy triste”, confiesa Damon Albarn a Matt Wilkinson de Apple Music. “Soy oficialmente un señor triste de 55 años. Y no pasa nada. Cuando llegas a los 55, es casi imposible que no haya tristeza en tu vida. Si has conseguido cumplirlos, y solo lo digo porque es la edad que tengo ahora, y has evitado toda tristeza, es que has tenido una vida muy afortunada”. Albarn empezó a crear las canciones cuando estaba de gira con Gorillaz en el otoño de 2022. A comienzos del año siguiente, cobraron vida definitiva en sus estudios de Londres y Devon con el resto de la banda. El guitarrista Graham Coxon, el bajista Alex James y el batería Dave Rowntree amplifican el pulso visceral de las canciones de Albarn con imaginación y sutileza. En “St. Charles Square”, cuando las lamentaciones, las tentaciones y los fantasmas del pasado atormentan al cantante entre las paredes de un sótano, la guitarra de Coxon jadea angustiada y tiembla de ansiedad. “Esa terminó siendo nuestra relación de trabajo”, explica el guitarrista. “Tenía que intuir lo que iba a ser la canción, a partir de la letra, la melodía o las secuencias de acordes, para intentar capturar ese impulso emocional con guitarras”. Escuchar a Coxon, James y Rowntree unirse a Albarn uno a uno en el relativo optimismo de “The Heights” es descubrir a una banda rejuvenecida por la presencia de sus miembros. “Hacer otro álbum a estas alturas de tu carrera es una cosa que impone bastante”, confiesa James. “Sin embargo, desde el primer día todo salió sin esfuerzo ni presión, y lo disfrutamos mucho. La primera vez que trabajamos juntos, con los cuatro en una sala, escribimos una canción que todavía seguimos tocando (‘She’s So High’). Salió al instante. Y no hemos dejado de hacerlo a todas horas, todos los días, como 15 años sin parar, entrando y saliendo todo este tiempo. Es algo increíblemente valioso”. Los lazos que unen a Blur se mantienen fuertes, pero en The Ballad Of Darren pesan mucho las conexiones perdidas. En “Russian Strings”, un tema somnoliento con el piano en primer plano, Albarn se pregunta desde Belgrado: “Where are you now?/Are you coming back to us?/Are you online?/Are you contactable again?” (¿Dónde estás ahora?/¿Vas a volver con nosotros?/¿Estás online?/¿Estás localizable otra vez?). “Why don’t you talk to me anymore?” (¿Por qué has dejado de hablarme?) dice después sobre el pulso electrónico y el vals deconstruido de “Goodbye Albert”. El dolor se hace del todo evidente en “Barbaric”, donde el estupor y la incertidumbre de la separación atraviesan el rasgueo melódico de Coxon: “We have lost the feeling that we thought we’d never lose/It is barbaric, darling” (Hemos perdido el sentimiento que pensábamos que nunca perderíamos/Es una barbaridad, querida). A pesar de su naturaleza íntima, las reflexiones de Albarn son lo suficientemente ambiguas como para admitir diferentes interpretaciones. “Por eso me gusta escribir letras”, dice. “Me gusta darles el espacio necesario para que puedan tener distintos significados”. En “The Heights”, asoma la sensación de que algunas conexiones pueden recuperarse, quizás en otro momento, en otro lugar o en otra dimensión. “I’ll see you in the heights one day/I’ll get there too/I’ll be standing in the front row/Next to you” (Un día te veré en las alturas/También yo voy a llegar/Estaré en la primera fila/A tu lado), canta Albarn al final, llevándonos a un concierto como Coxon hiciera en “The Ballad” con el verso “I met you at an early show” (Te conocí en uno de los primeros conciertos). La canción termina con un torbellino de guitarras parpadeantes que se detiene súbitamente tras unos segundos y nos deja en silencio, como expulsados de un sitio tan fascinante como intenso. “Creo que estas canciones empiezan desde un punto casi inocente”, dice Coxon. “Hay una especie de erradicación de los personajes que me recuerda a escritores como Paul Auster y personajes que pasan por la vida, como pasamos todos, y después son escupidos. El concierto del principio y la primera fila del final son muy diferentes, la sensación y la atmósfera del lugar que ocupa el personaje no tienen nada que ver. Ya no es una persona joven e inocente. Y eso es algo que refleja el camino que recorre el álbum”.

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