Silfur

Silfur

La pandemia abrió un periodo de recapitulación y reflexión para el pianista y compositor estadounidense Dustin O’Halloran. No fueron días de componer música nueva, explica a Apple Music, sino “un buen momento para entender dónde empecé, dónde me había quedado y qué quería hacer después”. Con esa idea, O’Halloran grabó de nuevo música de tres álbumes anteriores, Piano Solos de 2004, Piano Solos Vol. 2 de 2006 y Lumiere de 2011. Silfur reúne 13 de aquellas piezas en nuevas versiones fabulosamente producidas, transformadas con arreglos de cuerda y colaboraciones con otros artistas. Muchas de las versiones originales, escritas en diferentes países y momentos de su vida, se grabaron en vivo o “de forma muy humilde, con una estética lo-fi”, y en un viejo piano vertical. “Pensé que podía dar un nuevo significado a algunas de estas piezas y grabarlas mejor”, recuerda. “Rescatarlas y volver a grabarlas me ha hecho darme cuenta de cómo la música captura el momento, pero también de cómo cambia con el paso del tiempo”. La idea de esta doble existencia de la música, en el pasado y en el presente, fue la que inspiró el peculiar título del álbum. O’Halloran grabó Silfur en Islandia, con sesiones en la iglesia de Fríkirkjan en Reikiavik y en un auditorio en Akureyri, en el norte del país, para conseguir las cualidades sonoras que buscaba en cada tema. “Cuando estaba grabando el álbum, un amigo me regaló unas piedras silfurberg islandesas para que me dieran energía positiva”, nos cuenta. “El silfurberg (espato de Islandia) divide la luz en dos rayos. Los vikingos lo utilizaban como instrumento de navegación y en el siglo XIX se usaba en instrumental médico. Me pareció una analogía maravillosa de lo que estaba haciendo, que era reflejar algo desde dos perspectivas diferentes: el presente en el que estaba grabando la música y el pasado hacia el que miraba”. Silfur empieza y termina con dos piezas nuevas, “Opus 56” y “Constellation No. 2”, que apuntan en la dirección en la que O’Halloran quiere avanzar a partir de ahora. Aquí, el pianista nos lleva por toda la música del hipnótico Silfur. Opus 56 “Cada vez que escribo una pieza intento encontrar algo distinto. Esta la compuse al principio del confinamiento y quería que hubiera algo puro. Hace unos años tuve un problema en el brazo que afectaba a los nervios de la mano. He perdido un poco de habilidad técnica en la mano derecha y tengo que tocar dentro de mis limitaciones. Normalmente, lo que hago tiene muchos colores, sin embargo aquí predomina el blanco”. Opus 28 “Escribí ‘Opus 28’ cuando estaba viviendo en Italia. Hice el arreglo de cuerda poco después, pero nunca lo grabé en condiciones. La he tocado en vivo con cuerdas muchas veces y la llegué a tocar con el Siggi String Quartet la primera vez que vine a Islandia. Que estuvieran en el álbum fue una forma bonita de cerrar el círculo”. Opus 44 “Para Silfur la toqué en un piano de cola, pero cuando la grabé para Lumiere (2011) lo hice en un viejo piano británico fabricado por Wing & Son que tenía cuatro pedales y un tono muy grave y de madera. No era una de las piezas que tenía pensado volver a grabar, aunque al volver a escucharla, me di cuenta de que sonaba muy fluida a pesar de que cambia de tonalidad continuamente. No estudié piano ni fui al conservatorio, así que mi planteamiento es trabajar con lo que tengo y buscar algo interesante en el teclado”. Opus 18 “Es una pieza muy sencilla con una connotación nostálgica para mí. Me recuerda a la época que pasé en Italia, que es cuando empecé a concentrarme en el piano. En la grabación original se escucha el ruido de los pájaros y una Vespa que pasaba por allí. No tenía el mejor aislamiento sonoro. Esta vez la grabé en la iglesia Fríkirkjan de Reikiavik. Siempre imaginé su grabación en un lugar muy amplio”. Opus 17 “Me encanta el barroco y el contrapunto, y esta es mi exploración de ese universo. Se nota la influencia de Scarlatti y Bach. ‘Opus 17’ fue mi puerta a las bandas sonoras, porque Sofia Coppola la usó en María Antonieta. ¡Seguramente pensaron que era de algún compositor muerto al escucharla!”. Opus 55 “La había grabado originalmente en la iglesia de Grunewald, en la parte occidental de Berlín. Bryan Senti es un compositor increíble y un violinista fantástico. Hicimos una sesión en vivo para la Deutsche Grammophon en Capitol Records y le pedí que la tocara conmigo. Normalmente, cuando escribo una pieza para piano no pienso en añadir nada más. Siempre la imagino solamente para el instrumento. Pero Bryan encontró la manera de hacer que el violín sonara como parte de la pieza. La trajo al presente y le dio vida nueva”. Opus 12 “Esta es de mi primer disco, que es muy nostálgico. Si iba a hacer Silfur, necesitaba mostrar dónde había empezado. Creo que mis primeros trabajos tienen un enfoque bastante ingenuo, pero me di cuenta de que nunca iba a escribir otra pieza así. Hay algo hermoso en la idea de que nunca voy a volver a ese espacio musical”. Fine “La escuela minimalista me parece muy inspiradora. Siempre he sido uno de esos compositores de ‘menos es más’ y me encanta la repetición, me parece algo maravilloso. Esta pieza no es más que una exploración del minimalismo y la repetición”. Opus 20 “‘Opus 20’ es muy comunicativa, y quería crear algo que llevara la música por distintas partes y secciones para embarcarte en un viaje. Al final, mi idea era hacer algo que fuera bello y al mismo tiempo expresara esa sensación de belleza”. Opus 7 “Otra pieza de mi primer disco. Tiene un aire oscuro y dramático, y seguramente no es algo que escribiría hoy, pero me recuerda a la angustia de la juventud. Siento que capturé un momento y quise llevarlo de nuevo a la vida”. Opus 30 “Aquí intenté adoptar un estilo más sencillo y centrado en la mano izquierda. No me gusta usar demasiadas notas a la vez, aquí rara vez suenan más de tres o cuatro simultáneamente. Explora pequeños cambios de color y tonalidad que vienen solamente de la mano izquierda”. Opus 17 (String Quartet Version) “Me preguntaron si podía hacer versiones para cuarteto de cuerda de algunas piezas, pero me parecía que la mayoría no iban a funcionar en ese formato porque estaban muy centradas en el piano. Sin embargo, esta tiene un elemento de contrapunto que podía quedar bien. El cuarteto es mi agrupación de cuerda favorita porque cada músico tiene que estar impecable y tocar con un control absoluto. En cambio, en las orquestas todo se difumina un poco más. Me gusta esa dinámica”. Opus 21 “Aquí hay una influencia clara de Chopin. Creo que, como no llegué a estudiar las grandes obras maestras para piano, siempre he intentado escribir música que yo mismo pudiera tocar. Lo interesante de grabar todas estas piezas es que sé que ahora estoy avanzando en una dirección diferente, pero para encontrar tu voz tienes que abordar distintos estilos y aspectos de la música. Es lo que hago aquí, explorar un estilo determinado”. Opus 37 “Esta es una pieza muy meditativa, con muchos tonos sutiles y colores entre el blanco y el azul pálido. Quería grabarla en la iglesia de Fríkirkjan porque siempre la he imaginado con mucha resonancia y un sonido muy abierto”. Constellation No. 2 “La escribí con (la música islandesa) Gyða Valtýsdóttir. Fue la última pieza que compuse y grabé en Berlín. Estuve diez años viviendo en la ciudad y compartía un estudio con el compositor Johan Johansson y, más adelante, con Hildur Guðnadóttir (música y compositora islandesa). Gyða pasaba mucho tiempo en Berlín y ya habíamos trabajado juntos muchas veces. Su estilo es muy bello y dulce en el registro alto del violonchelo. No hay nadie que toque las notas altas, sino que todas las cuerdas que suenan en la pieza vienen del violonchelo. Es muy sencilla, pero tiene fuerza emocional. Quizás es una señal de la dirección en la que voy a avanzar”.

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