Estas tres tomas alternativas de grabaciones en el estudio realizadas durante los años 60 presentan a Maria Callas en su más absoluta plenitud vocal. Dos arias de bel canto (grabadas en Londres y París) la encuentran dándole las gracias a la orquesta, tras ser aplaudida por los músicos, y bromeando con sus colegas sobre la posibilidad de grabar una toma adicional luego de un majestuoso clímax en una aria de Il Pirata de Bellini. Por último, trabaja con un colega que respeta inmensamente en un fragmento de Manon de Massenet dirigido por Georges Prêtre. Vemos un aspecto de Callas que es distinto a su imagen pública: una cantante que le inyectó gran intensidad dramática a sus interpretaciones fuera de las salas de concierto, pero cuya búsqueda de la perfección era matizada por su inmaculado profesionalismo.