Habiendo pasado de las orquestaciones suntuosas de “Your Song” y “Levon” a la energía entrañable de “Crocodile Rock” en menos de tres años, Elton John aprovechó esta coyuntura tan singular para realizar una gran declaración de principios que unificaría sus tendencias musicales en un álbum semi-conceptual. En 1973, el LP doble Goodbye Yellow Brick Road confirmó no sólo el envidiable eclecticismo de sus canciones, sino también el deseo de sus fans de acompañarlo en todos los senderos que quisiera explorar. El resultado fue su mejor momento a nivel artístico y comercial, un proyecto cuyas canciones sugieren a primera vista un compilado de grandes éxitos; la obra maestra definitiva de un artista en la cúspide de su talento. La secuencia inicial es como un bosquejo del comienzo de su carrera y su fase más majestuosa, en la que fusiona ambiciosos estilos musicales con la lírica cinematográfica y conceptual de Bernie Taupin. La opulencia roquera de “Funeral for a Friend / Love Lies Bleeding” nos transporta al tierno homenaje a la actriz Marilyn Monroe de “Candle In the Wind” y la exuberancia lunática eltoniana de “Bennie and the Jets”. Muchas de estas canciones (el tema elegíaco que le da su nombre al disco, pero también “Saturday Night's Alright for Fighting” y “Grey Seal”) fueron una presencia inconfundible en la radio de esa época, mientras que otras, como el delirio afiebrado de “Your Sister Can't Twist (But She Can Rock 'N Roll)”, no recibieron la notoriedad que se merecían. Probablemente, esto se debió a la abundancia de momentos maravillosos en este inolvidable álbum.